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domingo, 13 de octubre de 2024

Reencarnación en perros


Está historia la contó mi amiga Clara que, a sus 35 años, juraba tener la evidencia más fantástica de todas: su perrita, Cachunga había reencarnado dos veces para estar a su lado. Por extraño que pareciera, estaba completamente convencida de que Cachunga había regresado de formas inesperadas, para ayudarla en momentos clave de su vida.

Cachunga era una perrita mestiza mezcla de salchicha con cooker muy bonita y cafe la compró su hermano en la calle. Desde el primer día, Cachunga y Clara se volvieron inseparables. Clara solía decir que Cachunga tenía una manera especial de entender a la familia, como si supiera cuándo estaba triste o cuándo necesitaba una pequeña dosis de alegría. Cuando Clara lloraba, Cachunga se acurrucaba en su regazo.

Un año después de su décimo cumpleaños, Cachunga falleció. Clara estaba triste pero la vida continuaba.

Cuatro años más tarde, la perrita de su amigo tenía cachorritos es ahí cuando apareció Kirita esperando ser adoptada fox terrier divina. Clara, un poco sorprendida, se agachó para acariciarlo y, en ese momento, la cachorrita la miró con esos ojos grandes y profundos que solo Cachunga solía tener. "No puede ser", pensó Clara. Pero cuando la cachorra comenzó a seguirla por todo el parque, como si la conociera de toda la vida, empezó a sospechar.

Lo llevó a casa y decidió llamarlo Kirita. Pero cuanto más lo observaba, más clara le parecía la situación: ¡era Cachunga! Bueno, tal vez no físicamente, pero Kirita hacía las mismas cosas que Cachunga solía hacer. Se sentaba en el mismo lugar del sofá, lamía sus manos en el mismo momento en que ella comenzaba a llorar, e incluso ladraba de una manera extraña cuando Clara ponía su música favorita. Clara se convenció: Cachunga había regresado en forma de Kirita para seguir cuidándola.

Pasaron los años, y Kirita fue un compañera fiel, tal como Cachunga lo había sido. Pero un día, Kirita, como Cachunga, también falleció.

Unos cuatro años después, en una de esas mañanas donde todo parece salir mal, a Clara le regalaron una hermosa perrita de la manera más inusual, era tan linda que era imposible no quedarsela. Clara se dio la vuelta y se encontró cara a cara con un pequeña poodle blanca como un peluche.

La dueña del poodle, viendo la reacción de Clara como si se conocieran de antes, dijo: "Quiera mucho" es tuya. Fue como destino. Luego Cuando su hijo la vio lloró de felicidad...."

Clara no lo pensó dos veces. Adoptó a la pequeña poodle y la llamó Candy, pero en el fondo sabía que era Kirita y Cachunga, una vez más, en su tercera reencarnación. Esta vez en forma de una adorable poodle, y con la misma misión: estar a su lado para ayudarla en los momentos más oscuros y devolverle la luz a su vida. Así continuaron su historia por tercera vez, demostrándole al mundo, o al menos a ella misma, que el verdadero amor perruno no conoce límites ni una sola vida. 

Lo más extraño de todo es que a veces la llaman por su nombre equivocado.

Ya publicaré fotos de las tres perritas. Para que juzguen ustedes mismos pues en su mirada se nota que son la misma perrita. Un angel que viene a proteger y cuidar. Gracias gracias gracias 


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